Max Ernst. Obra situada en Guggenheim Venice.

 

 

Conocer a Max Ernst (Alemania, 1891) fue un antes y un después en la vida profesional y personal de Dorothea Tanning (EEUU, 1910), la pintora, escultora, ilustradora y escritora surrealista a la que el Museo Reina Sofía de Madrid dedica la retrospectiva comisariada por Alyce Mahon Detrás de la puerta, invisible, otra puerta que explora su producción artística desde 1930 a 1997. Esta americana de Illinois, hija de emigrantes suecos y aficionada al teatro -con cinco años era capaz de recitar poesía trágica con lágrimas en los ojos- y a la lectura de Lewis Carroll, no sólo encontró al amor en el mundo del arte, también se topó con la mayor enemiga que se puede imaginar: Peggy Guggenheim (EEUU, 1898). La poderosa mecenas americana y Ernst estaban casados cuando la joven artista recién llegada de Francia, país que abandona en 1939 por la inminente guerra, irrumpe en la vida del matrimonio.

“Max siempre estaba interesado en las mujeres, mucho más cuando una mujer pintaba. Había una chica llamada Dorothea Tanning que le atraía, una chica guapa de Middle West. Era pretenciosa, aburrida, estúpida, vulgar y vestía con el peor gusto posible, pero halagaba mucho a Max y eso a él le gustaba”. Estas son las detalladas -y poco amables- palabras que Guggenheim dedica a Tanning en sus memorias, Out of this Century. Confessions of an Art Addict. “A veces decía que no estaba enamorado de ella y que sentía sólo atracción psíquica. Y otras veces decía que él era como un gato que buscaba huir. Cuando Max habla de la señorita Tanning era muy contradictorio”, decía en la misma publicación.

Peggy Guggenheim posa en el palazzo con cuadros de Pollock.

Julian Levy, el galerista que representaba entonces a los surrealistas europeos en EEUU, fue la persona que presentó a ambos artistas de vanguardia en una fiesta. Ernst sintió un flechazo artístico -y algo más, tal como su esposa contaría más tarde- por la obra de Tanning y convenció a Guggenheim para introducir una de sus pinturas en la histórica exposición 31 Women que se estaba organizando en Art of this Century Gallery en 1943.

“Birthday” -que se puede ver en la muestra de la pinacoteca española- fue la pieza que Ernst escogió para la muestra de Guggenheim, una obra que, según los expertos, marcó su clara dirección surrealista y ha revelado siempre el esfuerzo que Tanning ha hecho por cumplir con el rol de artista y el de esposa de un genio. “Ser mujer y estar casada con Ernst fueron dos golpes en mi contra. Puedes ser mujer y puedes ser artista; pero lo primero te viene dado y lo segundo eres tú”, comentaba la artista y escritora en una entrevista con The Guardian con motivo de su último libro Chasm, una novela que comenzó a escribir de niña.

"Birthday", obra surrealista de Dorothea Tanning que escoge Ernst para la muestra "31 Mujeres" de Peggy Guggenheim.

Sólo tres semanas más tarde del encuentro entre Tanning y Ernst en el taller de la artista, el alemán abandona a Guggenheim. “Se hicieron muy amigos y pronto se volvieron más que amigos, ahí me di cuenta de que tenía que haber tenido sólo 30 mujeres en la exposición”, decía amargamente la coleccionista. (Source: por Maria Villadón 26/4/2019)

 

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