Mi «yo» esencial.
¿Cuál es mi ser esencial? Es profundo, complicado, percibirlo, comprenderlo. Yo diría que la esencia del yo es la conciencia, que puede ser muy primitiva, pero es algo que, para mí, está bastante claro. Es la conciencia de que estoy viviendo, de que existo dentro de un entorno que me rodea. Ya no más.
Me doy cuenta, me reconozco, que estoy aquí. Esta conciencia no depende de las circunstancias que me rodean. No depende de la evolución de mi cerebro, no depende de mi memoria. Es una conciencia del momento. No importa si tengo alzheimer, si es un bebé, si es un niño, si el sujeto es un animal, no depende de mis genes. No importa que mi cerebro ni siquiera pudiera pensar en mi nacimiento o muerte. Todavía soy consciente de que estoy viviendo y existiendo. Incluso una planta o una célula deben tener su «yo».
Sé que esta teoría es simplemente teoría, ya que hay muchas, imposibles de probar, hoy en día. Pero, buscando a fondo la verdad de la realidad de la Naturaleza, se llega a conclusiones que, seguramente, no tienen nada que ver con una verdad absoluta del Universo.
Este «yo» es el mismo, independientemente de dónde hayamos nacido, de las enfermedades físicas o mentales, de las circunstancias y de la capacidad cerebral que tengamos. Es inherente a la vida. Surge de la Naturaleza y del Universo. Y este «Yo esencial» está regido por leyes absolutas de la Naturaleza, no por las circunstancias que exteriorizan el «Yo Manifiesto».
Este «yo esencial» tiene dos cualidades determinadas por la Naturaleza que, esencialmente, son también inalterables, aunque las circunstancias las enmascaren, excepcionalmente. Estas fuerzas de la Naturaleza o universo que definen a este «yo» son la reproducción y la supervivencia. Solo hay que mirar a todos los seres vivos, humanos, animales, células, etc.
¿Y por qué la Naturaleza ha establecido estas leyes inalterables? Habrá alguna causa. ¿Qué función tienen los seres vivos en el universo? Pues bien, parece que la Naturaleza no quiere que la vida, en general, no sólo la especie humana, se extinga, y que se extienda. Alguna razón y propósito absolutos existirán en nuestro Universo.
No estoy hablando del «yo manifiesto», que no cambia el «yo esencial». Más bien, lo enmascara, pero manteniendo las cualidades indicadas. Creo que las circunstancias, excepcionalmente, pueden llevar a la convicción de que el «yo» no quiere vivir y/o no reproducirse. Pero esto no significa que no tenga en su interior estas cualidades -reproducción y supervivencia-, que mantiene tan reprimidas como reprimidas o congeladas.
¿Existía nuestro «yo» antes de que naciéramos? ¿Existirá nuestro «yo» después de la muerte? ¿Difícil, imposible de responder? Nuestro disco duro de memoria, alojado en el cerebro, que a veces se estropea o, por la noche cuando está en modo de suspensión, no existía antes del nacimiento y con la muerte se destruye. Es difícil de adivinar, pero parece que nuestro «yo esencial» puede permanecer. Hoy no tenemos ni idea de todo esto. ¿De otra manera? Agnosticismo. Esto no es ateísmo.
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My essential «I» (“Myself”).
What is my essential self? It is profound, complicated, to perceive it, to understand it. I would say that the essence of the «I» is consciousness, which can be very primitive, but it is something that, for me, is quite clear. It is the awareness that I am living, that I exist within an environment surrounds me. No more.
I realize, I recognize myself, that I am here. This awareness does not depend on my circumstances that surround me. It doesn’t depend on the evolution of my brain, it doesn’t depend on my memory. It is an awareness of the moment. It doesn’t matter if I have alzheimer’s, if it’s a baby, if it’s a child, if the subject is an animal, it doesn’t depend on my genes. It doesn’t matter that my brain couldn’t even think about my birth, or death. I am still aware that I am living and existing. Even a plant or a cell must have its «I».
I know that this theory is simply theory, as there are many, impossible to prove, today. But, searching in depth for the truth of the reality of Nature, one reaches conclusions, which, surely, have nothing to do with an absolute truth of the Universe.
This «I» is the same, regardless of where we were born, physical or mental illnesses, circumstances, and brain capacity we have. It is inherent to life. It arises from Nature and the Universe. And this «essential I» is governed by absolute laws of Nature, not by the circumstances that externalize the «Manifest I.»
This «essential I» has two qualities determined by Nature that, essentially, are also unalterable, although circumstances mask them, exceptionally. These forces of Nature or universe that define this «I» are reproduction and survival. You just have to look at all living beings, humans, animals, cells, etc.
And why has Nature established these unalterable laws? There will be some cause. What function do living beings have in the universe? Well, it seems that Nature does not want life, in general, not only the human species, to become extinct, and that it does spread. Some absolute reason and purpose will exist in our Universe.
I am not talking about «I manifest,» which does not change the «essential self.» Rather, it masks it, but while maintaining the qualities indicated. I think that circumstances, exceptionally, can lead to the conviction that the «I» does not want to live and/or not reproduce. But this does not mean that he does not have these qualities – reproduction and survival – inside him, which he keeps as repressed as repressed or frozen.
Did our «I» exist, before we were born? Will our «I» after death exist? Difficult, impossible to answer? Our memory hard drive, housed in the brain, which sometimes breaks down or, at night when it is in sleep mode, did not exist before birth and with death it is destroyed. It’s hard to guess, but it seems that our «essential self» can remain. Today we have no idea about all this. Otherwise? Agnosticism. This is not atheism.