PILAR PERDICES UNA DE LAS ARTISTAS MÁS REPRESENTATIVAS DEL POST – INFORMALISMO CATALÁN.
Articulo de Cristina Requena Villalba
TRAZOS BIOGRÁFICOS
Pilar Perdices (1931) menorquina de nacimiento, catalana de adopción, es uno de los máximos exponentes de la pintura postinformalista de la escuela catalana.
Empezó a estudiar Bellas Artes con 31 años en la facultad de Bellas Artes de Barcelona. En aquel momento en que todavía era una universidad eminentemente masculina, empezó a desarrollar un pensamiento crítico que siempre ha estado presente en su obra: el papel femenino en la sociedad.
Dice ella que en aquella época la calle Petrixol y la sala Parés (en Barcelona) marcaban el ritmo artístico y siempre había un ir y venir de pintores y gente amante del arte Ella era una de las que circulaban y compartía tertulia con otros artistas con los que hablaban de las obras de Picasso, libros de Kafka, de sus propias obras ”o simplemente tomábamos un vino y tocábamos la guitarra”.
Sus primeras obras, figurativas y académicas, dieron paso a una nueva artista que a partir de los años 70 migró artísticamente hacia la abstracción y el informalismo coincidiendo con la transición política hacia la democracia. Abandonó los temas tradicionales y sus obras empezaron a imprimirse de símbolos, pictogramas y letras. Su licenciatura en psicología seguramente algo tendría que ver en esta transición hacia nuevos territorios pictóricos.
UNA ARTISTA CONTROVERTIDA y ANÁRQUICA
El panorama artístico barcelonés reconocía su proyección: para su primera exposición el poeta Joan Brossa, quien a menudo frecuentaba el taller de la artista, le dedica un soneto “A tot” (A todo) y entre otros versos le recitaba “i cerca dintre el teu llaurador” (y encuentra dentro tu labrador) invitándola a encontrar su propio camino plástico.
Sin embargo, la crítica no parecía tan complacida. Definieron su obra como subliminal y subversiva (Manuel Durant) y varias voces dijeron que su obra se acercaba demasiado a Tàpies. A partir de los años 80 empezó a tener dificultades para exponer en ciertas galerías y la crítica empezó a silenciar su obra.
A pesar de todo Pilar Perdices se mantuvo fiel a sí misma y a su arte. Comprometida con su contexto social y político hizo donación de un óleo al periódico “Avui” en homenaje a Salvador Puig Antich (último preso ejecutado por un tribunal militar franquista). Era un óleo completamente negro con unas pequeñas cruces blancas en primer término.
Jordi Costa, director del taller Picasso, organizaba las cenas “La Barretina de Xaixa” en el hotel Orient de la Rambla de Barcelona. En estas citas se ponía una “barretina” (sombrero típico catalán) a un personaje famoso. Pilar Perdices se la puso a Antoni Tàpies, siendo este gesto una especie de alternativa para ella en el mundo del arte catalán de los años 70.
Investigaba profundamente los movimientos artísticos que se sucedían a su alrededor, desde la escuela informalista catalana hasta el expresionismo abstracto norteamericano: Ràfols Casamada, Rothko, Pollock entre otros. Los filtró a través de su mirada y su talento para ir disipando las influencias de Tàpies y adentrarse en nuevos territorios pictóricos. Fue el artista Joan-Josep Tharrats quien facilitó que se reconociera de nuevo el valor y la expresión de la obra de Pilar Perdices.
Sin embargo, la crítica siempre ha estado confundida con su obra y nunca han sabido como etiquetarla. Lo cierto es que Pilar Perdices siempre se ha saltado las reglas del arte y ha sido completamente anárquica: donde la mayoría creaba obras planas ella desdibujaba espacios; donde otros manchaban las obras ella utilizaba el color para crear atmósferas; donde ofrecían obras sin ningún tipo de significación ella añadía pictogramas y grafías, tal vez no legibles, pero que escondían estados de ánimos y significados vitales.
OBRA E ICONOGRAFÍA
El tema principal de la pintura de Pilar Perdices ha sido siempre la búsqueda de espacios. Un paisaje no figurativo donde, a pesar de la apariencia abstracta, se pueden reconocer ambientes ambiguos, particulares y bellos donde el color, las texturas y los signos conviven en armonía. Espacios que a menudo se identifican con emociones y sentimientos humanos y que son la oportunidad para escapar de esas “puertas cerradas” que la vida nos impone. Dice Pilar Perdices A cada puerta cerrada que me impida el paso a la libertad, pintaré un paisaje.
Uno de los elementos recurrentes son los horizontes, líneas divisorias que estructuran las obras y que evocan un mundo de dualidades. Los signos gráficos o numéricos, que a pesar de no ser legibles si se aprecian llenos de emotividad y los podemos interpretar observando la delicadeza o brutalidad de su trazo. Las siluetas humanas, a modo de sombras y formas antropomorfas, que sin duda son sus proyecciones más íntimas. Las puertas, ventanas y arcos son la excusa perfecta para distanciar la obra del artista / espectador.
Su inquietud por investigar la llevan a descubrir materiales y soportes. Sus características texturas, que dan dinamismo a sus obras, pueden ser provocadas por la materia pictórica (papeles de periódicos, arenas, encajes de tela, entre otros) o el soporte (papel, madera, tela, cartón, etc.)
El cartón precisamente ha sido uno de los materiales con los que más ha experimentado: los biombos que cuentan grandes historias personales, o columnas a las que llama “arquitecturas de la mente” y a menudo representan cárceles, como metáforas de estados internos que nos incomunican, construidas con la fragilidad del cartón, fácil de romper, aludiendo así a la libertad individual de las personas en la búsqueda de su identidad y capacidad para decidir.
La obra de Pilar Perdices es una curiosa mezcla de enérgica personalidad y delicada belleza. También de cierta ambigüedad entre lo figurativo y lo abstracto que nos permiten pasar por la realidad y huir hacia nuevos mundos. Podemos pasear por los mundos de Pilar, o podemos detenernos en los nuestros propios. En cualquier caso, detenernos delante de su obra es una oportunidad para dialogar con una pieza que pretender aportar luz y, si le das la oportunidad, convertirse en un medio para facilitarnos la salida de nuestras prisiones internas.
EXCEPCIONALIDAD es la palabra que mejor define la persona de Pilar Perdices
Pilar Perdices comenzó su carrera artística hace más de cinco décadas y sigue produciendo con total vitalidad al tiempo que es testimonio de los reconocimientos que en los últimos años la comunidad artística le está brindand
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